No es personal, es ficción

“¡Pero si pasó así!” es una respuesta típica cuando haciendo una devolución planteo que alguna escena resulta inverosímil. Y más allá de que “la realidad es más extraña que la ficción”, lo cierto es que el trabajo con lo vivencial suele ser un terreno resbaladizo cuando uno empieza a escribir. Que haya pasado “así” no significa que en la ficción que construimos funcione “así”. A veces eso genera mucha resistencia, como si uno se estuviera metiendo con la vida de quien escribe, otras, pasa la magia: la persona entiende el juego y descubre la enorme libertad que da poder modificar “eso que paso” para hacerlo decir lo que uno quiere, o mejor aún, lo que el texto que estamos escribiendo necesita. Yo creo que escribimos para entender(nos) y eso implica también reescribir la propia historia. No digo que sea fácil, pero sin duda es liberador.

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