Audiolibros

Audiolibros para leer más: dejá que te cuenten un cuento

La vida cotidiana atenta contra la calma y concentración que hace falta para leer. No digo ninguna novedad, ya sé. Pero si tu propósito este año era tener más libros terminados, puede que encuentres un gran aliado en los audiolibros.

Aprender por los ojos/aprender por el oído

Yo me considero una persona muy visual, es decir, que incorporo información mejor si la veo. Por eso siempre estudié haciéndome cuadros sinópticos y cuando leo en papel puedo (o podía, últimamente mi memoria no es la que era) recordar en qué parte de la hoja estaba una cita (y si era página par o impar). Ese es el motivo por el que nunca me interioricé en el mundo del audiolibro: creí que era para quienes aprenden mejor por la vía auditiva. Pero en 2019 fui madre, y bueno, todo cambió.

¡No tengo tiempo para leer!

Siempre creí que esa frase la decía gente que no tenía como prioridad leer. Sin duda no se aplicaba a mí, porque mi vida profesional depende de la lectura. Pero con la maternidad, desapareció el tiempo para leer aquello que no estuviera relacionado con trabajo. 

La fantasía de que leer ficción es la mejor ocupación del mundo se viene abajo cuando todo es obligación. El problema de estar haciendo cosas que son siempre “útiles” y cumplen un fin (que no es “porque se me canta”) es el desgaste emocional que (me) genera.

Necesitaba recuperar el tiempo para leer porque sí, no porque estuviera investigando, no porque estuviera analizando si iba a dar clases sobre ese libro, y claramente no porque fuera material de algún/a alumno/a para hacer una devolución.

Uno de mis recursos fue recuperar la lectura antes de dormir solo para ficción sin utilidad prefijada. Algo de eso les conté acá. El otro fue no tener que estar con la nariz pegada a un libro para estar leyendo.

Audiolibros al rescate

Recordé que hace un tiempo una alumna del profesorado me dijo que ella se compraba audiolibros porque le permitían hacer cosas manuales mientras le leían o aprovechar el tiempo mientras manejaba. Pensé que también funcionaría bien cuando una viaja en un transporte público abarrotado.

Con un bebé o un niño pequeño a cuestas, imposible sacarle la vista por más de cinco minutos, con lo cual leer se volvía una tarea más que compleja. Decidí probar. Reconozco que el formato “locutor lee” me fastidia y me cae peor el “actor interpretando el texto”, así que no soy un público fácil. Por suerte no siempre se cae en esos dos formatos (aunque te aviso que abundan). Te paso algunas plataformas para que pruebes vos también y encuentres cuál es el estilo que te gusta.

  • Audible: es la plataforma de Amazon. Hay libros en inglés y en español. Podés probar treinta días gratis y tener acceso a lo que está disponible sin costo en la biblioteca. Vas a encontrar muchos clásicos (sin derechos de autor ya), pero también libros actuales. Es parecido a como pasa con Kindle Unlimited (la “biblioteca por suscripción” de Amazon para libros digitales): no todo está disponible sin costo extra, pero hay una mar de opciones para elegir. No sé si después resulta tan accesible para el bolsillo argentino, pero como todo en la vida, depende del jugo que le saques.
  • Storytel una suerte de Netflix de audiolibros. La suscripción sale unos 9 euros, pero podés probar por catorce días sin costo. Yo todavía no lo hice, pero puede que lo haga si no encuentro algo puntual en otro lado.
  • Youtube: sí, por ahí te sorprende, pero hay muchísimos audiolibros gratis ahí. En español o en inglés, si quieren practicar (yo vengo de escucharme Orlando de Virginia Woolf acá).
  • AudioLibros de Librivox: acá se encuentran sobre todo clásicos. Tiene diversidad de idiomas (por si querés practicar una segunda o tercera lengua). Lo mejor es que tiene distintas versiones disponibles del mismo libro, con lo cual si no te gusta cómo está leído uno, podés probar con otro (ya dije, yo no soy público fácil).
  • Audiocuentos en el subte: Este es un proyecto local hermoso de Impulso Editorial y Una Brecha. Si estás en la Ciudad de Buenos Aires, en las galerías del subte que cruzan la avenida 9 de Julio podés escanear los códigos QR y escuchar cuentos de autores argentinos contemporáneos. Más allá del subte, en esta página web podés encontrar las distintas antologías hechas y ponerte a escuchar. Gratis, por supuesto.

Conocer libros nuevos por Spotify

Lo pongo como un ítem aparte porque no es que haya audiolibros en Spotify (aún). Aunque sí podés encontrar podcast en los que te leen fragmentos o a veces libros enteros. Pero lo que me resulta interesante acá es que algunas editoriales presentan unos minutos de audio de sus novedades (o no) y es una buena manera de encontrar tu próxima lectura (o un buen regalo).

Por ejemplo, Fiordo Editorial (sello independiente argentino) lo hace, y Penguin Random House tiene Pinguin Audio, aunque todo lo que vi es español castizo. Si ese acento no es lo tuyo, puede que no te interese.

Volver a la oralidad

La literatura fue, primero que todo, oral. Por algo, de chicos, nos fascina que nos cuenten historias una y otra vez (qué pasa después con esa gente que amaba los cuentos y ahora dice no leer nada de nada, es un misterio). Recuperar ese vínculo con la lectura me pareció algo fascinante y no, no es que esté queriendo caer en esa productividad extrema de “si estás en el gimnasio, además tenés que estar haciendo algo”, “no pierdas tiempo en el colectivo”, etc. Si me dejás que vuelva al principio, es muy difícil en esta época volver a la calma de la lectura, permitir  que te la susurren al oído puede ser justamente lo que estabas necesitando.

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