En el «Debates» de este número de La balandra preguntábamos si era más difícil escribir novelas o cuentos. Aquí la respuesta que yo di hace algún tiempo para una entrevista que me hicieron en Raqueteando.
-¿Es más complicado escribir un cuento o una novela?
-No creo que tenga nada que ver con la «dificultad». Las historias que se nos cruzan traen consigo el género que mejor las expresa. Hay historias que piden ser cuento y otras, novela. Si puedo decir que armar un libro de cuentos conlleva una dificultad extra. Cuando uno termina de escribir una novela, es un libro en sí misma. Una colección de diez, quince, veinte cuentos no es un libro. Hay todo un trabajo de pensar si realmente hay hilo entre esos mundos, una cierta organicidad, pensar el orden, ver qué experiencia de lectura se genera si se leen los cuentos en ese orden, la repetición sonora entre los títulos de los diversos cuentos, etc. En una novela todo eso, por suerte, está ausente.
Lo cual no quiere decir que sea más fácil escribir una novela. Si lo que se compara es un solo cuento con una novela, diría que la brevedad del cuento requiere del escritor un rigor absoluto. A una novela se le pueden perdonar unas cuantas páginas malas, o al menos de menor nivel que el resto, un mal párrafo puede hundir un cuento. Por otro lado, si uno ya tiene el cuento de principio a fin en la cabeza, puede escribir el primer borrador de una sentada. Eso en una novela es imposible, y no todo el mundo tiene la constancia de dedicarle meses y meses de escritura para que recién ahí empiece el trabajo, porque el primer borrador no es más que eso, el punto del partida. En cuanto oficio, saber mantener el interés y la tensión a lo largo de doscientas , trecientas páginas no es una tarea sencilla.
El enlace a la entrevista entera, aquí.