Para quienes escribimos, la página en blanco siempre genera algo de angustia, no nos vamos a mentir. ¿Y si resulta que es el temido “bloqueo de escritor”? (O escritora, claro). Algo que parece más aterrador que el Hombre de la Bolsa.
Pero en mi experiencia ese bloqueo viene de poner demasiada expectativa en lo que se está por volcar al papel, o en el acto mismo de escribir.
Nos estamos tomando algo demasiado en serio (a nosotros o a nuestro texto)
Acá cuento cinco de tips que suelo usar cuando me pasa:
- Escritura automática: escribir lo primero que se me pasa a la cabeza, una palabra, lo que sea. Y después tirar de la soga. La idea es que si tenías pensado un cuento o querías avanzar con un capítulo de la novela no sigas con ese plan.
- Ir a mi diario: vaciarme de mí y de lo que tengo en la cabeza e ir “calentado la mano”.
- Cambio de escenario: sentarme a escribir en algún otro lado (de la casa o, si se puede, en un parque o un bar).
- Cambio de soporte: si estoy escribiendo en la computadora, probar escribir a mano en un cuaderno. Si no, a la inversa.
- Textus interruptus: no, no es un chiste. Un truco para evitar llegar a ese punto cuando estoy con proyectos más largos (una novela o un cuento que sé que no llegó a escribir en una sentada) es no terminar de escribir ese día todo lo que tenía proyectado. Es decir, nunca llegar al punto de “hasta acá sé dónde sigo”. De esa manera, cuando arranco al día siguiente, siempre sé por dónde tengo que continuar. Releo unas páginas para entrar en tono y puedo seguir
Obvio, esta no es una lista definitiva. Lo importante es no renunciar, no decir, “bueno, hoy no escribo porque estoy con bloqueo”.
Lo peor que podés hacer frente es quedarte en ese lugar, porque le das más y más poder al bloqueo. Salí de ahí jugando, lo que sea que eso signifique para vos.