Este título es tramposo, lo admito, pero no creo que eso sorprenda a nadie. Cuando uno lleva un tiempo tomándose en serio la escritura de ficción, sabe que no tiene mucho sentido preguntarse cómo inspirarse para escribir, porque esa imagen de la musa, como una voz misteriosa que te susurra qué poner en la página en blanco tiene más de mito que otra cosa. Pero también sabe que hay momentos en que todo fluye, pero eso viene cuando ya hace rato que estás frente a tu escritura, sudándola. Igual nos gustaría multiplicar esos momentos, y para eso, más vale tener una musa bien alimentada.
“Que las musas me encuentren trabajando”, decía Pablo Picasso. Porque si los artistas esperaran a lograr el trance de la inspiración para sentarse a crear habría poquísimo arte en el mundo. Y claro, el momento perfecto NO EXISTE, por eso escribimos cuándo y dónde podemos. Al final de cuentas, los primeros borradores son un mal necesario (ante la duda, repetí conmigo “los primeros borradores son un mal necesario”).
Hasta acá no dije nada nuevo, lo sé, pero hay otro punto con respecto a la inspiración que siento que pocas veces se aborda. La imagen de la musa que baja y nos hace sentir que el texto se escribe solo pone el foco AFUERA, como si no tuviéramos control sobre nuestra creatividad.
Dice Ray Bradbury en un libro que amo, Zen en el arte de escribir: “Tanto nos ocupa mirar fuera, para encontrar formas y medios, que olvidamos mirar dentro”. Bradbury sostiene que a la musa se la alimenta y yo coincido plenamente. Todo lo que leemos, las películas que miramos, las obras de teatro que vamos a ver, la música que escuchamos, los museos que visitamos, todo eso está en nosotros y alimenta nuestra creatividad.
Ahora, ¿solo así se alimenta a la musa? No, la VIDA también la alimenta. Sobretodo cómo procesamos nuestra vida.
Y si eso te asusta, no temas. Ver las cosas así te reafirma que TU musa es única, porque nadie más tiene tu vida ni tu exclusiva combinación de gustos.
Pero entonces, ¿es posible “hambrear” a la musa?
Sí, se hacemos todo el tiempo lo mismo, miramos las mismas series, leemos el mismo tipo de libros, si nunca nos salimos del guión rutinario, es imposible que aparezcan impulsos creativos nuevos.
Entonces, si llegaste a este artículo buscando cómo inspirate para escribir, la síntesis sería: sé buen@ con tu musa y dale variedad.